martes, 6 de septiembre de 2011

Capítulo 32. Vir y María.

-Ya lo sabes, ¿no?- me pregunta María.
-¿Vosotras lo sabíais?- pregunto. Asienten. No lo puedo creer. La furia me empieza a invadir por dentro.-Después de un maldito año preguntándome todo lo que sucedió y creyéndome loca, y vosotras sin decir nada.
-¿Qué querías? Era él el que tenía que decírtela- dice María.
-¿Por qué?
-El destino- se encoge de hombros. Vir no dice nada, solo me mira, orgullosa.
-Joder, ahora me entero de que toda mi vida ha sido planeada. Conoceros, su mudanza...- digo sentándome en el sofá, destrozada. 19 años pensando que había tenido una vida normal para descubrir que hasta mi nacimiento había sido algo planeado. Y sesperan hasta hoy para decírmelo todos de golpe.- ¿Podrías decirme cómo quitarme las alas, por favor?
-Concéntrate y piensa en esconderte, en esconder tu verdadero yo, en reprimirte. Ahora imagínate sin alas- me dice Vir. Hago lo que me dice y noto como mis alas desaparecen lentamente, a la inversa de una planta que crece a cámara rápida. Cuando noto que ya no están, me dirijo por fin a ellas para descubrir toda la verdad.
-No estaba planeado- me dice Vir, sentándose a mi lado.- Te conocí por casualidad y nos hicimos muy amigas porque sí. Pero cuando tenía 14 años y descubrí que era un ángel medijeron que tenía que protegerte y ayudarte, que tú también eras un ángel y no lo sabías, y que los demonios querrían hacerte daño.
Bueno, eso me tranquilizaba bastante. No todo había estado planeado.
-¿Y María?- la miro. Ella aparta la mirada de mis ojos. Mierda.
-Lo mío sí fue planeado. Yo era un demonio que me convertí en ángel. Se llama Jeliel. Hará unos cien años nada más, le encontré e intenté matarle, pero luego le miré a los ojos y... bueno, que me enamoré y me convertí en ángel. Me mandaron a cuidarte el año pasado y el resto de la historia ya la conoces.
-¿Sabíais que Alex es en realidad Asderel?- pregunto.
-Sí- dice Vir.
-¿Desde cuándo?
-Cuando nos contaste la historia de que se había colado en tu casa y roto las figuras de los ángeles sospechamos algo. Y luego le vimos en Stop&Coffe y detecté algo especial en él, pero tenía las alas escondidas asíque no podía asegurarlo. María me confirmó que era Asderel, un demonio al que no veía desde hacía tiempo. Sin embargo, actuamos con naturalidad para que no sospechases. Por la noche, cuando dormías, fuimos a hablar con él. Nos dijo que era un demonio, pero que no quería hacerte daño. Supimos al instante que era el que te iba a despertar, así que le dejamos el trabajo a él- se encoge María de hombros.
Yo me quedo en el sofá pensando. Todos lo sabían mucho antes que yo. María ni siquiera había sido casualidad. Sin embargo, supe que era mi amiga y que yo para ella era mucho más que una simple misión.
-Responderemos a cualquier pregunta- dice Vir con suavidad.
Entonces se me ocurre una idea descabellada. Aunque bastante lógica. Los pájaros tienen alas y pueden volar. Si yo tengo alas, ¿puedo volar?
-¿Puedo volar?- pregunto.
-Sí- responde Vir con una sonrisa.-La parte mala es que al volar dejas una pluma como prueba. Una pluma blanca, en nuestro caso.
Vaya, eso explicaba cómo desapareció Alex cuando se coló en mi casa y porqué me encontré una pluma.
-¿Qué más poderes tengo?
-Solo la capacidad de provocar cosas buenas. Como salvar a un hombre de ser atropellado, tan solo haciendo aparecer una moneda en la acera que le haga detenerse a cogerla y así evitar que le arrolle un vehículo. O algo parecido.- Me explica Vir.
-Los demonios tienen el poder de hacer cosas malas-dice María con un suspiro.- No estoy muy orgullosa de lo que hice.
Como cortar la línea de teléfono para impedir que llame a la policía. Maldito hombre de los zapatos rojos. Astaroth, quiero decir.
Miro por la ventana y veo que ya es de noche. ¿Qué hora debe de ser? Vir y María miran también y dicen:
-Creo que deberíamos irnos ya.
Y, asegurándose por última vez de que no me he cogido ningún trauma por exceso de información o algo parecido, salen por la puerta.
Miro otra vez por la ventana y veo una silueta que sale de casa de Alex. Astaroth. Me pregunto cómo le habrá comido esta vez la cabeza.
Pero estoy cansada y necesito dormir para asimilar todo lo que ha pasado hoy. Demasiado.
Y me voy a la cama, quedándome dormida al fin con Chavakiah echo un ovillo a mis pies.

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